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Esto que os voy a contar es de esas cosas que te marcan, ¿sabes? Estaba yo metida de lleno en el TFG de mi Grado Superior de Marketing y Publicidad, dándole mil vueltas a cómo crear algo que de verdad molara. Mi objetivo era claro: lanzar un nuevo producto para Doritos y, de paso, darle un giro a la imagen de marca solo para ese producto.Y entonces, ¡zas! Se me encendió la bombilla. Mi campaña se iba a basar en el suspenso y la intriga: hacer creer a la gente, a través de las redes sociales oficiales de Doritos, que la marca se iba de España. Imagina el revuelo, el cachondeo, las especulaciones… la gente hablando sin parar. La idea era generar ese ruido masivo, esa intriga, para que días después, con toda la atención puesta en nosotros, desveláramos el pastel: no se iba Doritos, sino que nos despedíamos del «Dorito de antes» para dar la bienvenida triunfal al nuevo producto que yo había creado. ¡Una campaña de impacto, de las que se quedan!

 

Mi maravillosa idea que pudo generar millones a Doritos.

El golpe de realidad (o más bien, de falsedad)

Con toda mi ilusión, se lo presenté a mi tutora. Y su respuesta… fue un jarro de agua fría. Me dijo, sin rodeos, que «esa campaña no triunfaría porque nadie hablaría de ella y no serviría». Me quedé un poco en shock, para qué engañaros. Yo estaba convencida de mi idea, pero claro, ¿quién era yo para contradecir a mi tutora experta en publicidad? (según ella)

Igualmente, yo seguí con la idea, pues como ella no era parte del jurado, seguro que los otros profesores le verían el potencial. Cambié mi campaña de exteriores en mupis y banners publicitarios por una simple campaña en redes sociales para asegurar que llegara a mucha gente y que SÍ hablaran de ella.

Bueno, llegó el día de la exposición y, como era de esperarse, o por lo menos como yo lo esperaba, el jurado quedó alucinando y me pusieron una matrícula de honor. Siendo sincera, la idea estaba de pxtísima madre, pero aún me quedaba esa espinita de que «no triunfaría».

Oreo triunfa y yo…

Pasaron los meses, y yo con lo mío, ya casi olvidada de aquella idea «fallida». Y de repente, empieza el bombardeo: Oreo España sale con su famosa campaña de «Adiós España». ¡¿Qué?! No me lo podía creer. Era básicamente mi misma idea, clavada. Jugar con la emoción de la gente, con la idea de que una marca tan querida se va, para luego dar un giro y sorprender.

Lo más alucinante es que esa campaña de Oreo no solo sirvió, sino que fue un éxito millonario. Generó conversaciones, memes, noticias… todo lo que yo había imaginado para Doritos. Y ahí estaba yo, viendo cómo una gran marca ejecutaba una idea que, meses antes, me habían dicho que no valía para nada.

Casi lloro… y yo sé que no tiene sentido porque al final del día saqué una nota espectacular, pero ¡ME DIJERON QUE NO TENDRÍA ÉXITO!

 

Oreo triunfando en las calles, una excelente campaña.

Lección aprendida y moraleja de la historia

Antes que nada, yo sé que Oreo no me robó la idea; raras veces es pura coincidencia. Pero aun así, me gusta pensar que sí me la robaron; por lo menos, así mi idea termina siendo la millonaria, la que vale la pena robar.

Ahora sí, después de repetirme constantemente «te lo dije», lo pensé en frío y saqué una buena lección. Primero, me di cuenta de que mi visión, aunque no la validaran en ese momento, tenía el potencial de vendérsela a Doritos y hacernos todos millonarios. Segundo, aprendí que en el mundo del marketing y la publicidad, donde la creatividad es subjetiva, las ideas más atrevidas son las que más pegan. Y tercero, y esto es clave, a veces las ideas necesitan el momento, el presupuesto o el nombre de una gran marca para «validarse» en el mercado masivo. Estoy segura de que esta idea con Doritos hubiera triunfado; con la panadería de mi barrio, probablemente no.

Mi experiencia con el TFG y la campaña de Oreo es un recordatorio de que tengo que confiar en mi instinto y en mi creatividad, ¡porque quién sabe cuándo mi próxima «idea inviable» se convertirá en un éxito para otro!

Si alguna vez te ha pasado algo parecido, mis más grandes condolencias, aquí te dejo artículos más entretenidos para que se te pase la amargura.